Nos ven como nos mostramos y nos tratan como nos ven. Estas actitudes llevan a que te quieras cada día un poco menos. Para no caer en rutinas nocivas que hundan nuestra autoestima, procura dejar a un lado los siguientes hábitos:
Descalificarse: “No valgo para esto, nada se me da bien, soy una torpe…” ¿Te suenan? Repetir estos mantras cada día en tu mente te hará sentir inútil y hará que no puedas cumplir lo que te propones porque te crees incapaz.
Compararse con otros: Si lo haces a menudo, procura que sea con un enfoque positivo centrándote en aquello que sirva para motivarte y ser mejor, no para destruirte. Compararnos sólo para resaltar nuestros defectos es la forma más rápida de demoler nuestra autoestima.
Exigirse demasiado: No te frustres! Ponte metas realistas que puedas conseguir poco a poco. Te hará ganar confianza y te motivarás para seguir intentando cumplir tus metas.
“Todo me pasa a mí”: Hacerte la víctima y autocompadecerte no te llevará a ningún sitio. Afrontar los problemas de una forma enérgica y positiva reafirmará la imagen que tienes de ti misma.
Mentalidad negativa: “Seguro que todo sale mal”, “verás como no lo consigo” y otras frases que pronunciamos de forma cotidiana, pueden hacernos más daño del que pensamos ¡Atrae el positivismo!
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